1.Firmar el contrato sin visitar la vivienda
Lo primero que debemos hacer (antes de adelantar dinero o de firmar nada) es conocer la vivienda y comprobar su estado.
Es importante verificar detalles como la ubicación, la situación real, el número de habitaciones… De modo que todo coincida con lo que nos han dicho o hemos visto en el aviso.
Sin embargo, también es el momento de verificar asuntos que en una primera instancia no advertimos: el estado de las ventanas y el tipo de calefacción, especialmente si la zona es fría. De lo contrario, podríamos arrepentirnos cuando llegue el invierno.
2. No realizar un contrato por escrito
Aunque un contrato verbal debería ser válido si podemos acreditarlo (si demostramos, por ejemplo, un ingreso mensual en un número de cuenta), nunca está de más tenerlo todo por escrito.
Nos proporcionará seguridad jurídica y tranquilidad. Es esencial reflejar por escrito lo fundamental en un contrato de arriendo y quedarse con un original, firmado en todas sus páginas.
3. No preparar un inventario.
Tendemos a pensar que el inventario beneficia sólo al dueño, pero también puede ser una garantía para el arrendatario, evitando que se le imputen desperfectos anteriores a su llegada a la vivienda.
Por eso, es importante elaborar un inventario de la casa y muebles. También se recomienda que, si hay elementos desgastados (suelos, paredes, etc.), se deje constancia con fotos. De esta manera, no podrán atribuirlos a un mal uso del arrendatario cuando abandone la vivienda.
4. Entregar una garantía excesiva y aceptar pagos que no corresponden
Las condiciones actuales del mercado inmobiliario hacen que, a veces, los dueños o las agencias pidan por adelantado el pago de muchos meses de garantía. En este sentido, es importante que la cantidad que entregues al dueño esté claramente establecida en el contrato y que se justifique de acuerdo al valor final del arriendo. No debes jamás entregar un dinero que no esté documentado y legalizado su recibo y su cobro; de lo contrario es muy difícil después establecer la devolución de éste.
Además, hay que conservar el recibo de cualquier pago que se haga. También es un error asumir pagos que no nos corresponden o que no sean parte del uso cotidiano de la vivienda.
5. Firmar cláusulas perjudiciales de actualización del arriendo.
Es importante prestar atención a este detalle, ya que, en ocasiones, hay anuncios con una renta atractiva, pero que sólo se aplica durante el primer año.
Se aconseja pedir al arrendador que incluya el sistema legal de actualización anual de la renta conforme al IPC, para así evitar que se haga un cambio en el valor del arriendo de forma arbitraria.