Hace un par de décadas empezamos a tomar conciencia respecto al daño que hemos causado en la tierra que habitamos, y conceptos como la sustentabilidad, el reciclaje y el respeto por el medioambiente han desembarcado en todo ámbito de nuestras vidas. El mercado de viviendas no es la excepción. El concepto de construcción eficiente no se trata de comprometer la comodidad o calidad de vida, sino que todo lo contrario. Se refiere a mejorar la eficiencia con la que levantamos megaestructuras, los procesos y normas bajo las cuales son posibles de realizar, y cómo es el posterior funcionamiento del inmueble en el cotidiano. Optimizar procesos de producción, y, sobre todo, de consumo de energía, son los grandes pilares que agentes del mercado están tomando en cuenta para poder entregar edificios y casas con carácter menos invasivo.
Términos como Casa Pasiva o Hábitat Pasivo invitan a combinar el buen uso de los recursos en todo plano: desde el reciclaje hasta la manera de obtener luz o agua temperada. Chile no se queda atrás, específicamente en lo que respecta a la energía, el ítem más tangible en el que vemos el daño e impacto que generamos.
Si desde la parte estructural el secreto está en buscar viviendas hechas con materiales de poco impacto, como es el caso del acero galvanizado; en la energía tenemos tópicos como la iluminación, ventilación, calefacción y aislación térmica como ejes centrales para ser dueños de un hogar eficiente. En esa línea, es que MINVU lanzó recientemente la Calificación Energética de Viviendas (CEV), un instrumento de uso voluntario que evalúa la eficiencia de una vivienda nueva en su etapa de uso, considerando los requerimientos anteriormente mencionados. Entra en evaluación toda propiedad con permiso de edificación posterior al 2007, y son reconocibles con una etiqueta de color y letra, de la A a la G. Hoy, el estándar es la letra E, de acuerdo a lo establecido en la ordenanza General de Urbanismo y Construcciones; siendo A la más eficiente y G la menos. ¿Cómo se traduce todo esto a nuestra casa? En el techo, el tipo de ventanas y su orientación respecto al sol, la aislación de muros, puertas y pisos, en posibles paneles solares para calentar agua y calefaccionar, en los films de los vidrios, y en el sombreamiento de áreas que reciban luz. Hoy la tecnología es capaz de mantener el confort interior del hogar, reduciendo el consumo energético y aliviando el gasto, sobre todo en la actualidad, donde los veranos e inviernos son cada vez más crudos debido al cambio climático. Son tres pilares importantes a considerar para mejorar el comportamiento de las viviendas: el primero es el sistema constructivo, que debe ser altamente resistente, impermeable al viento y la lluvia, y durable en el tiempo sin costo de mantención. Un ejemplo es el uso de acero galvanizado. También se puede complementar con un revestimiento exterior de vinil siding y ventanas termopanel de PVC. En segundo punto está el aislamiento a través de elementos que anulan los puentes térmicos con respecto al exterior de la vivienda, lo que implica un ahorro de energía para enfriar o calefaccionar la vivienda, entregando confort térmico interior. Como tercer punto, existe una serie de factores complementarios, como la ventilación convectiva que permite renovar el interior de la casa sin necesidad de abrir las ventanas, manteniendo la temperatura interior y evitando la humedad y los malos olores. Sabemos que hay infinitos tipos de viviendas y que no existe una receta única para generar eficiencia energética, pero hay una serie de medidas que puedes considerar, como la orientación respecto al sol. Si tu casa tiene vista sur, tendrá una menor radiación solar por lo que será más fría. Al norte o al poniente, la vivienda puede funcionar mejor durante el invierno pero tendrá más problemas durante el verano si no contamos con protecciones solares como persianas o aleros. Santiago es todo un caso porque se trata de una ciudad en la que más de la mitad del año vivimos con un sobrecalentamiento de viviendas, y aún así, el invierno llega a ser crudo si es que no adecúas tu casa. Nos vamos preparando para los meses más fríos con algunos consejos para darle cara al invierno, sin pasar a llevar al planeta.
INVIERNO EFICIENTE La regla de oro acá es evitar las pérdidas térmicas y tomar una decisión inteligente respecto a la calefacción. Una buena forma de verificar si tienes filtraciones, es prender una vela y acercarte a las puertas y ventanas. El movimiento de la llama será el encargado de mostrarte las corrientes de aire que necesiten ser atendidas antes de la inminente llegada del frío. Una de las principales pérdidas de calor se produce mediante techos y muros, así que mejorar el aislamiento térmico puede significar una reducción importante de tus cuentas, si sellas grietas o malas uniones entre materiales que componen la vivienda, además de incorporar aislantes como el poliestireno expandido, que son de costo accesible. Para evitar la humedad y condensación, recomendadas son las campanas de cocina y los extractores de aire en los baños. Una ventilación adecuada no debiese superar los 10 a 15 minutos de tiempo necesario para que se renueve el aire de una habitación.
Con la estructura preparada, podemos pensar en la forma de calefacción.
Si tu casa es grande, lo mejor sería un sistema centralizado para todo el hogar, que mediante una bomba de calor logre calentar el agua y trabaje en conjunto con losa radiante o radiadores de baja temperatura. Si bien el sistema tradicional de calefacción es el gas, lo más eficiente vendría siendo una caldera de condensación de alta eficiencia, que se desempeñe con radiadores comunes o la misma losa. Este tipo de equipos, además, pueden generar agua sanitaria caliente de forma más eficiente que un calefón tradicional, en el caso de ser una caldera mixta.