Cambios climáticos repentinos, pocas precipitaciones y bajas temperaturas, son algunos de los causantes de las enfermedades respiratorias en nuestro país. Tanto en Santiago como en el sur de Chile, la alta contaminación ambiental causada por el excesivo uso de la calefacción a leña y la poca ventilación que presentan algunas zonas geográficas, agravan aún más el escenario.
En el Índice Mundial de Calidad del Aire, Chile aparece como uno de los 50 países con peores condiciones a nivel global y se sitúa en el segundo puesto a nivel Latinoamericano. “Estamos presentes en este índice como las ciudades dentro de Latinoamérica con las mayores concentraciones de material particulado por metro cúbico y a mayor concentración mayor peligro de enfermedades causadas por contaminación ambiental”, explica Fernando Sarce, director de Investigación y Capacitación del Instituto Passivhaus Chile.
Este año, el Ministerio de Salud lanzó la campaña de invierno junto a una inversión de $17 mil millones para ayudar a la red del servicio público a palear el alto número de enfermedades respiratorias. De acuerdo con Fernando Sarce, los esfuerzos que hace el MINSAL son excelentes, pero están enfocados solo en los resultados y no en el problema, ya que una de las causas más importantes está en otro sector, el de la construcción.
Según este arquitecto experto en construcción eficiente y PhD en Ingeniería y Diseño de Materiales de la University of Nottingham del Reino Unido, la edificación en Chile se ha centrado en mejorar el aislamiento térmico, pero olvidando principios fundamentales tales como la apropiada ventilación y hermeticidad de las viviendas, y que, en gran parte son los que evitarían que las enfermedades habiten dentro de los hogares y contagien a las personas. “La vivienda puede tener una excelente aislación, pero si hay una vía de escape de calor o puente térmico –ya sea por las ventanas, el techo o la terraza–, el calor encuentra menos resistencia para irse.
Eso nos obliga a utilizar sistemas de calefacción o aire acondicionado de forma deficiente que, sumados a una mala ventilación, hace que la concentración de humedad del aire interior y en las superficies aumente, provocando que la vivienda se enferme”, comenta el Dr. Fernando Sarce.
El director del Instituto Passivhaus Chile sostiene que, además de la humedad que muchas veces la vemos escurrir en las ventanas o asoman en los rincones formando hongos, existen otros contaminantes de los que no se hablan muchas veces, como los compuestos orgánicos volátiles asociados a las pinturas, barnices o plásticos que, a medida que pasa el tiempo y por efecto del calor, se empiezan a degradar dentro del aire interior de las viviendas.
“El problema es que cada vez que abrimos las ventanas para ‘ventilar’ la casa, dejamos entrar aire que no está limpio, sino que contiene material particulado fino (PM10-2,5) que es el que contamina nuestras ciudades, los alérgenos que aumentan en primavera, sumado a los ácaros y hongos que viven en lugares húmedos al interior de nuestras viviendas. Esta combinación es una amenaza para las personas que sufren asma o rinitis alérgica, adultos mayores y lactantes, ya que con estos microorganismos su sistema inmune reacciona y se exacerba”, explica el Dr. Fernando Sarce.
Para cambiar este escenario, donde nuestros propios hogares nos están produciendo todo tipo de enfermedades, es importante entender la importancia que tiene una buena construcción, hecha bajo estándares estrictos que resuelvan constructivamente los puentes térmicos e infiltraciones. “Una vez que se logra una vivienda hermética y aislada, se agrega un sistema de ventilación mecánica que evita estar abriendo las ventanas y al mismo tiempo, controla el ingreso de aire puro y filtrado al interior. Este sistema tiene además un intercambiador del calor, que climatiza la vivienda, evitando el uso de cualquier tipo de calefacción por combustión”, explica el Director de Investigación y Capacitación del Instituto Passivhaus Chile.
En términos simples, se trata de una especie de pulmón que filtra y climatiza la vivienda, evitando que entren partículas contaminantes, alergenos o patógenos y que ha sido uno de los principios que caracterizan al estándar alemán de certificación para viviendas Passivhaus, el cual se está comenzando a aplicar en nuestro país debido a que además no contamina. Para el Dr. Fernando Sarce, este estándar de construcción eficiente es claramente una solución que “permitirá el mejor desempeño térmico en las viviendas, se tornarán eficientes y más saludables”, señala.
Además, Passivhaus es un estándar que ocupa los mismos materiales que actualmente ocupa la construcción, solo cambia la manera en que se utilizan. “Si bien la tendencia está recién posicionándose en Chile, poco a poco va a ir ganando adeptos en la medida que la gente se dé cuenta que se enfermarán mucho menos, que van a dormir mejor, que sus hijos van a pasar mejores inviernos y que además estarán ayudando al medio ambiente”, concluye el experto.
Fuente: cnnchile.com